Hacía tiempo que quería una tienda.
Pero no una de esas webs que te manda directo al WhatsApp o repite lo mismo que dicen todas:
que son los mejores, que tienen el secreto, que te van a salvar.
No.
Yo quería algo que sirva.
Que informe. Que ordene. Que no maree.
Una página que venda, sí, pero que si alguien entra, al menos se lleve algo más claro de lo que vino a buscar.
Educativa. Honesta. Sin vueltas.
Vi cientos de webs.
Todas lindas, todas iguales.
Hasta que encontré una que me habló distinto.
Fue la primera vez que una web me dijo algo de verdad.
Sin prometer. Sin chamuyo.
Solo texto simple y real. Como tiene que ser.
Ahí entendí algo:
copiar lo que hacen todos es la forma más rápida de perderse en el ruido.
Y sí, a veces hacer lo que realmente te representa lleva más tiempo. Pero vale más.
También aprendí esto:
Si hacés una web porque “hay que tener una”, no dura.
Lo vi mil veces.
Clientes que crecieron, pero no estaban listos para sostenerlo. Después vuelven. Y está bien.
Cada uno a su ritmo.
Por eso, no te voy a decir que esto es para vos.
No te voy a tirar frases motivacionales.
Porque no sirven.
Lo único que sí funciona es que tengas ganas de crecer.
Y esas ganas… todavía no se pueden vender.
Asique si querés que te ayude con tu web hace clic acá
Con amor Marysol