Tener una web no es garantía de nada.
Sí, suena fuerte, pero es real.

Podés tener la página más linda del mundo, pero si no está pensada con estrategia, no te va a servir. Va a ser una vidriera vacía, o peor, una que nadie visita.
Y no es porque esté mal hecha. Es porque le falta lo más importante: propósito.

Después de ver decenas de proyectos, entendí que hay tres cosas que son clave para que una web funcione de verdad. Y si no tenés estas tres cosas, todo se vuelve cuesta arriba:

1. Objetivos claros

¿Qué querés que pase cuando alguien entra a tu página?
¿Que te compre? ¿Que te escriba? ¿Que conozca lo que hacés?

No es lo mismo querer vender productos que mostrar tu portfolio.
No es lo mismo ofrecer turnos que generar comunidad.

Y si vos no lo sabés, la web tampoco lo va a saber.
Porque una página no adivina: necesita dirección.

2. Procesos de venta aceitados

No alcanza con tener un carrito de compras.
Tampoco con poner un botón de WhatsApp.

Hay todo un camino que el cliente recorre: desde que ve tu contenido, entra a la web, lee, hace clic, compra o te consulta.

Y ese camino tiene que ser fácil, claro, fluido.
No puede estar lleno de trabas, pasos confusos o silencios eternos después de que alguien te escribe.

Una web efectiva está conectada con todo tu proceso de ventas.
Y si ese proceso está desordenado, la web también lo va a estar.

3. Constancia y participación activa

Esto es clave.
La web no hace magia sola.

Hay que cargar productos, actualizar textos, responder mensajes, revisar si algo está fallando. Y si tercerizás, buenísimo… pero no es soltar del todo.
Tenés que seguir presente, dando feedback, mirando cómo va todo, metiéndote aunque sea un ratito.

La página es tu negocio en la nube.
Y si vos no estás en tu negocio, nadie lo va a cuidar como vos.

Todo esto lo aprendí trabajando, escuchando a mis clientes, equivocándome también.
No es teoría, es experiencia.
Y si estás pensando en tener una web, o ya tenés una y sentís que no te devuelve lo que esperás, capaz es hora de revisar estas tres cosas.

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Sin fórmulas mágicas.
Con estrategia.
Y con ganas de hacer las cosas bien.

Con amoe Marysol